jueves, 27 de mayo de 2010

"Los pueblos felices..."

Todavía aparecen imágenes en mi cabeza de lo sucedido en los festejos por el bicentenario de la patria, que lo único que hacen, es aumentar mi alegría y emoción.

Imágenes que nunca se me van a borrar. Y en un futuro voy a poder contarles a mis hijos y mis nietos del acontecimiento más multitudinario y alegre de la historia argentina.

Está todo mal, dicen algunos, “en la sociedad se vive un clima de constante crispación”.
A esos les quiero decir: Yo estuve.

Yo estuve y lo único que vi fue alegría. También vi muchas familias, de Bs.As. y del interior, vi un grupo de chicos con remeras de damas gratis y otro con remeras de los redondos, intercambie algunas palabras con un señor de Palomar que trajo a su hijo a ver estos festejos. En el medio de la multitud vi un grupo de señoras mayores, que parecían que recién habían salido de la peluquería, bailando al compás del tamborín (como proponía la música). Tuve la oportunidad de dialogar con un turista inglés que, maravillado con lo que estaba viendo y un poco afligido por los cánticos dedicados a su país, me decía: “En mi país no hay ninguna fecha patria, me gustaría mucho poder sentir lo que sienten ustedes”.

Yo vi chicos y grandes, de todas las clases sociales, sin miradas de desprecio, ni actos discriminatorios, sin provocaciones, sin otra intención que compartir el sentimiento de ser argentino.
Yo vi todo esto al igual que todos los millones de argentinos que estuvieron y festejaron el cumpleaños 200 de la patria y que ahora conocen la realidad.

Yo estuve, y los que dicen que está todo mal, no estuvieron. Y si estuvieron y siguen con lo mismo, están mintiendo.